Cuando hablamos sobre inteligencia artificial (IA), gracias a las caracterizaciones de robots pensantes y autónomos que nos ha obsequiado Hollywood, nos quedamos con una noción futurista y lejana sobre seres de metal emocionalmente sensibles que representan el milagro de la creación formulada por las propias manos del hombre. Sin embargo, la realidad es que en nuestro día a día ya convivimos con formas de IA muy comunes: desde videojuegos hasta buscadores web, las inteligencias artificiales nos ayudan en nuestras tareas cotidianas desde hace más de sesenta años.
Los avances más notorios en este campo de las ciencias computacionales han involucrado el desarrollo de algoritmos de búsqueda y aprendizaje de datos, así como la integración de análisis estadístico para la comprensión del mundo a gran escala. Mas estos avances se perciben sutiles, desde la perspectiva de un público general que aún aguarda la llegada de un robot capaz de charlar, ya sea sobre naves espaciales que se conduzcan solas o en torno a cuestiones filosóficas. ¿Pero qué son las IA?
Algunas definiciones de las IA
De acuerdo con los expertos Stuart Russell (profesor de Ciencias Computacionales en la Universidad de California) y Peter Norvig (director de Investigación en Google), las IA se clasifican en cuatro tipos de sistemas. A continuación retomamos las citas textuales que Russell y Norvig incluyen en su prestigiosos libro Inteligencia artificial, un enfoque moderno, actualmente usado por más de mil trescientas universidades en más de ciento diez países.
Los sistemas que piensan como humanos. John Haugeland (1985): «El nuevo y excitante esfuerzo de hacer que los computadores piensen… máquinas con mentes, en el más amplio sentido literal». Richard Bellman (1978): «[La automatización de] actividades que vinculamos con procesos de pensamiento humano, actividades, como la toma de decisiones, resolución de problemas, aprendizaje…».
Los sistemas que piensan racionalmente. Eugene Charniak y Drew McDermott (1985): «El estudio de las facultades mentales mediante el uso de modelos computacionales». Patrick Winston (1992): «El estudio de los cálculos que hacen posible percibir, razonar y actuar».
Los sistemas que actúan como humanos. Raymond Kurzweil (1990): «El arte de desarrollar máquinas con capacidad para realizar funciones que cuando son realizadas por personas requieren de inteligencia». Elaine Rich y Kevin Knight (1991): «El estudio de cómo lograr que las computadoras realicen tareas que, por el momento, los humanos hacen mejor».
Los sistemas que actúan racionalmente. David Poole y otros (1998): «La inteligencia computacional es el estudio del diseño de agentes inteligentes». Nils Nilsson (1998): «IA… está relacionada con conductas inteligentes en artefactos».
La prueba de Turing y los inicios de las IA
El primer planteamiento que se hizo sobre este tema se llevó a cabo por parte del matemático inglés Alan Turing en 1950, en su artículo «Computing machinery and intelligence», en el cual planteaba la posibilidad de crear máquinas capaces de simular a los seres humanos y su capacidad de realizar tareas de inteligencia o destreza mental como, por ejemplo, jugar ajedrez. Su planteamiento central se basaba en la cuestión de si los computadores, más allá de su irrefutable habilidad para el procesamiento lógico, serían capaces de pensar.
De este trabajo derivó la prueba de Turing, que retoma el juego de la imitación planteado por el matemático en su texto: dos habitaciones, dos personas, una computadora; en una habitación una persona (interrogado 1) y la computadora (interrogado 2); en la otra habitación, la otra persona (interrogador) tiene la tarea de distinguir cuál de los dos interrogados es humano. No obstante hasta la fecha la computadora no ha podido hacerse pasar por un ser humano ante otro ser humano, la prueba sigue marcando un parámetro a seguir durante los años venideros.
Aun cuando con su planteamiento pragmático desde las matemáticas y la filosofía acerca de las máquinas y su sensibilidad o capacidad «sintiente», fue Alan Turing el primero en abrir la puerta hacia la investigación sobre la creación de inteligencias artificiales, el término de inteligencia artificial no fue acuñado por la comunidad científica sino hasta 1956, cuando John McCarthy lo utilizó en su primera conferencia académica sobre el tema.
El avance en el desarrollo de las IA
Un tema muy estudiado en el área de las IA, cuando se trata de mostrar las capacidades alcanzadas en su desarrollo, son los softwares y máquinas creados con la habilidad de derrotar a campeones mundiales en juegos como el ajedrez. De cierta manera, este juego de estrategia y análisis siempre se ha visto ligado con el concepto de inteligencia, e incluso en el trabajo de Turing se planteaban preguntas sobre movimientos de ajedrez para que la máquina los resolviera.
Durante más de cinco décadas de investigación, los científicos han soñado con la creación de una máquina equipada con una interfaz capaz de pensar autónomamente, sin necesidad de intervención humana alguna; aún se encuentran lejos de esta meta. Aunque, cabe aclarar, la idea de crear una máquina intuitiva tiene sus detractores, quienes la tildan de peligrosa, imposible o desviada del curso original de las IA.
Por su parte, Marvin Minsky, uno de los fundadores de la disciplina, señala: «Los grandes avances en inteligencia artificial se dieron entre los sesenta y los ochenta del pasado siglo. En los últimos años no he visto nada que me sorprenda, porque ahora la financiación se enfoca más en aplicaciones de corto plazo que en ciencia básica».
En tanto, Jeff Hawkins, en su libro On Intelligence, destaca que tan sólo en medio siglo las computadoras pasaron de ser del tamaño de una habitación a ser tan compactas como para caber en el bolsillo; como estamos comenzando desde un punto de inicio tecnológicamente avanzado, Hawkins predice que la transición a máquinas inteligentes sucederá en menor tiempo.
Otro creyente y visionario en las predicciones para el futuro cercano dentro de las IA es Raymond Kurzweil, director de Ingeniería de Google: la creación de nanobots capaces de patrullar el funcionamiento físico y neuronal del cuerpo, que serían inyectados en la corriente sanguínea de los humanos, para luego descargar la información en una supercomputadora; el almacenamiento de la información neuronal podría recrear en un software una versión de la mente humana (memoria, emociones y pensamientos), que podría transportarse a otras máquinas, las cuales actuarían como la persona original, creando así una noción de inmortalidad.
Aplicaciones de la IA en la actualidad
La empresa Google, después de cinco años de desarrollo, ha creado un automóvil Lexus capaz de conducirse solo. Los desarrolladores le «enseñaron» cómo conducen las personas, reglas de automovilismo y, gracias a dispositivos instalados en el auto y una conexión de red a través de internet, puede saber sus rutas, captar el flujo de tráfico y simular lo que un conductor humano haría.
El mes pasado, Sony anunció dos canciones pop compuestas por IA. El compositor francés Benoît Carré, ha completado, arreglado y producido las canciones, pero la creación fue por parte de la IA y una base de datos de más de trece mil canciones de diferentes compositores y estilos como jazz y pop.
Las inteligencias artificiales han llegado a nuestra vida desde hace tiempo, y sólo nos queda aguardar qué nos depara el desarrollo de la ciencia: ¿viajaremos a Marte en naves que se piloteen solas?, ¿tendremos charlas con robots que «guarden» la personalidad y los recuerdos de nuestros ancestros? Las posibilidades son infinitas, y así lo comprueban los avances y resultados de las investigaciones básica y aplicada en la materia.
Doris Salazar (Comunicación y Difusión, PIT-UAS).