Imaginemos por un momento a Sir Isaac Newton en su laboratorio: con un prisma triangular de cristal en sus manos, divide un haz de luz blanca para obtener los colores que la componen; o pensemos en Benjamín Franklin mientras realiza el ahora bien conocido experimento del cometa que es golpeado por un rayo; incluso, contemplemos a Voltaire, ensimismado, ideando una de esas frases que encontramos en sus numerosas creaciones literarias y tanto nos gustan. Pues bien, los métodos que estos ilustrados utilizaron fueron guiados por la razón de la naturaleza y lo que pretendían era descubrir sus secretos. En este sentido, los intelectuales afirmaban que la mente humana puede desentrañar todo mediante la razón y el método científico. Así, durante el periodo conocido como la Ilustración surgieron teorías que generaron avances en todos los campos del conocimiento y también en el arte. Haciendo uso de su intelecto, el hombre, a lo largo de la historia, ha creado obras artísticas y científicas, así como inventos y marcas relacionados con la industria y el comercio; y todo esto cabe en la propiedad intelectual. Muy interesante el dato sobre la Ilustración y los antiguos generadores de conocimiento; pero —te preguntarás— ¿qué es exactamente la propiedad intelectual?
Celebremos el Día Mundial de la Propiedad Intelectual
De acuerdo a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la propiedad intelectual se relaciona con las creaciones de la mente, es decir, todo aquello que es concebido por la mente humana y se representa posteriormente como una invención, una obra literaria o artística, algún símbolo distintivo o imagen o marca utilizada para el comercio. Este año, en el marco de la celebración del Día Mundial de la Propiedad Intelectual (DMPI), la OMPI eligió el tema «La innovación mejora la vida», con el que pretende analizar el modo en que la innovación está logrando que nuestras vidas sean más sanas, más seguras y más cómodas, gracias a la transformación de los problemas en progreso.
¿Realmente es la propiedad algo tan importante como para tener su propio día anual internacionalmente? Bueno, la OMPI, cuyos Estados miembros instituyeron esta celebración, conmemora el DMPI desde 2000 para sensibilizar al público en torno al papel de la propiedad intelectual en la vida diaria y para celebrar la contribución que los innovadores y los creadores de todo el mundo hacen para el desarrollo de la sociedad. El DMPI se celebra cada año el 26 de abril, día en que entró en vigor (aunque en 1970) el convenio mediante el que se estableció la OMPI.
Entonces, ¿derecho de autor y propiedad intelectual son lo mismo?
Este mes, el programa Tele con Ciencia de la Agencia Informativa CONACYT tuvo como invitado en una de sus emisiones al director del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), Miguel Ángel Margáin González. Durante la entrevista se trataron temas relacionados con la propiedad intelectual en nuestro país, así como una comparativa a nivel global. El servidor público señala que, en pocas palabras, todas las demostraciones del intelecto humano se dirigen al mismo objetivo: mejorar la vida de las personas; lo que varía es la clasificación, pero todas tienen un único fin: proteger las invenciones del inventor.
Y, entre otras cosas, Margáin González precisó que la propiedad intelectual se divide en dos categorías para la protección: la propiedad industrial y el derecho de autor. En este sentido, se puede definir como propiedad industrial aquella que abarca los registros de las patentes de invención, las marcas, los diseños industriales y las indicaciones geográficas; mientras que el derecho de autor se refiere a la protección de creaciones literarias, películas, obras artísticas, diseños arquitectónicos (básicamente los productos propios del arte).
¿Son derechos humanos, los derechos de propiedad intelectual?
En el documento titulado «¿Qué es la propiedad intelectual?» de la OMPI se establece que estos derechos se asemejan a cualquier otro tipo de propiedad, ya que el creador o titular de la patente puede gozar de los beneficios que se derivan de ésta o de la inversión que realizó para su creación. El artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos contempla el derecho de «beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales resultantes de la autoría de las producciones científicas, literarias o artísticas».
Como dato histórico relevante, recordemos que la importancia de la propiedad intelectual se reconoció por vez primera en dos tratados que ahora administra la OMPI: el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (1883); años más tarde, en el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (1886). En el caso de México, la Ley de la Propiedad Industrial regula la protección de las invenciones, así como la Ley Federal del Derecho de Autor (que se basa en el artículo 28 de la Constitución Mexicana) «tiene por objeto la salvaguarda y promoción del acervo cultural de la Nación».
En materia de patentes, ¿cómo está México respecto al mundo?
Según el Índice Global de Innovación 2016, escala conformada por 128 países, la clasificación queda así: Yemen ocupa el último puesto, con 14.55 puntos; nuestro país se encuentra en el puesto 61, con 34.56 puntos; mientras que el puesto 10 es ocupado por Alemania, con un total de 57.94 puntos; nuestro vecino del norte, Estados Unidos, aparece en el puesto número 4, con 61.40 puntos; y en primer lugar se encuentra Suiza, con 66.28 puntos. En 2015 se dio a conocer otra clasificación, titulada Indicadores de Propiedad Intelectual en el Mundo, donde China obtuvo el primer lugar, tomando en cuenta tres ejes: registro de patentes, registro de marcas y registro de diseños industriales; lo siguen Estados Unidos en el segundo lugar de patentes y Japón en el tercer lugar; México aparece en el lugar 36 de la escala de patentes, el puesto 17 en registro de marcas y el 31 en registro de diseños industriales. Por lo que respecta a las principales 10 oficinas de patentes en el mundo, el primer puesto es ocupado —de nueva cuenta— por China, lo siguen Estados Unidos, Japón, Corea, la Oficina Europea de Patentes, Alemania, India, Rusia, Canadá y, por último, Brasil.
Según palabras del director del IMPI, en México la cultura del patentamiento es baja, lo cual queda demostrado en las cifras anteriores. No obstante, gracias al trabajo de las universidades y los centros de investigación, han aumentado las cifras de solicitudes de registro de patentes: a lo largo de 2015, según un informe del IMPI, 38% de las solicitudes de patente que éste recibió provino de universidades e institutos de investigación. Al hacer un desglose de la información presentada por el IMPI, vemos que las solicitudes de registro de patentes por parte de las universidades han ido en aumento desde 2012 (a pesar de haber tenido un pequeño declive en 2013, con una diferencia de 61 registros). Actualmente la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está a la cabeza, con un total de 303 trámites de solicitudes de patentes en entre 2010 y 2016; en lo que va de 2017, la UNAM ha sido la mejor posicionada en México y, según el University Ranking by Academic Performance, ocupa el puesto 174 (en una lista de 250) por su índice de producción científica en América Latina.
¿Quién protege mis invenciones en México y qué necesito para patentarlas?
La evolución del Sistema de Propiedad Industrial en México se ha venido desarrollando paulatinamente y sus antecedentes datan desde las cortes españolas de 1820, donde se protegían los derechos de los inventores. La publicación de leyes regulatorias fue progresando hasta llegar a la creación del IMPI el 10 de diciembre de 1993. Actualmente dicho instituto cuenta con atribuciones como otorgar protección a las creaciones de la mente, prevenir y combatir actos que atenten contra la propiedad industrial, promover la actividad inventiva así como la cooperación internacional con instituciones afines en otros países. Los requisitos para solicitud de patentes son los siguientes: solicitud de registro (documento en línea), pago de solicitud, carta de 50% de descuento (para instituciones de educación superior), carta de cesión de derechos, documento de patente para explicar en qué consiste la invención (cada documento debe ser entregado en original y tres copias).
Por otra parte, en el Indautor es posible tramitar solicitudes para registros de protección relacionados con los derecho de autor, es decir, aquellos propios de las creaciones de obras artísticas, literarias, programas de computadora, entre otros. Los requisitos y trámites dependerán del tipo de registro del que se trate, según corresponda al tipo de obra y de reserva de derechos correspondientes.
¿Patentar o no patentar?
Una patente proporciona al titular la protección de su invención, por un periodo de registro de hasta 20 años e incluye cláusulas como: una invención no puede ser confeccionada, utilizada, distribuida o vendida comercialmente sin la aprobación del titular; el inventor propietario tendrá los derechos sobre la invención y únicamente él será capaz de explotar el invento, procedimiento o producto. México brinda, a través del registro de patentes, la protección a un inventor por un avance técnico o científico que tenga una utilidad práctica y satisfaga una necesidad; además, esta protección tiene vigencia en un grupo de 150 países.
Así es como es posible entender la labor de las oficias de patentes a lo largo del mundo y del país. Y, como dijo en su entrevista el director del IMPI, si bien es cierto que actualmente México es un país con una baja cultura del patentamiento, que los registros de propiedad intelectual aumenten en México es cuestión de impulsar las nuevas generaciones para que, en primera instancia, puedan crear mayor conocimiento. ¿Qué tiene esto que ver contigo? Olvidémonos ahora de los ilustrados, supongamos que en una ocasión tú tuviste una idea extraordinaria, estabas convencido de poder llevarla a cabo, la comentaste con algunas personas, trabajaste duro en finalizar el prototipo… pero al final no pudiste implementarla; tiempo después, descubres que alguien más la ha implementado y con resultados exitosos: ¿cómo te sentirías? Casos como éste y muchos más suceden en nuestro país, de ahí la importancia de que protejamos la propiedad intelectual de nuestras invenciones. Así es que ya sabes: la mejor alternativa para que tu idea cobre vida es patentar tu producto.
Jesús Moroni Arellano (Comunicación y Difusión, PIT-UAS)