Desde el año 2000, los estados pertenecientes a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) decretaron que el día 26 de abril sería considerado como el Día mundial de la Propiedad Intelectual, gracias a que ese día, pero del año 1970 entró en vigor el convenio de la OMPI para festejar y fomentar una mejor comprensión de la Propiedad Intelectual (PI).
A partir de 2001, que fue la primera celebración oficial de ese día, cada año la OMPI elije un tema en específico con el objetivo de atraer el interés del público en general de actividades relacionadas con la PI. El pasado lunes 26 de abril de 2021, se conmemoró el Día mundial de la Propiedad Intelectual con el tema: “La PI y las pymes: Para que las ideas lleguen al mercado”.
En estas festividades sobresale el rol primordial que ejerce la Propiedad Intelectual con el fin de ayudar a las pymes a tener una mejor competitividad en el sector comercial con la protección de los siguientes rubros de su empresa: tecnología, marcas, dibujos y modelos, cultura y conocimientos indígenas, productos agrícolas y solución de controversias.
Dentro de estas celebraciones, es importante destacar una acción muy noble e importante que se ha realizado en estos tiempos que vivimos debido a la pandemia COVID-19. Ante la crisis del coronavirus, era indispensable maximizar la disponibilidad de artículos de protección como mascarillas, guantes, batas y otros suministros médicos, por lo que era indispensable aumentar la producción, facilitar las importaciones y activar medios alternativos para la producción de equipos.
Con el fin de cubrir esas necesidades, la Comisión Europea en colaboración con el Comité Europeo de Normalización (CEN) y el Comité Europeo de Normalización Electrotécnica (CENELEC), llegaron a un acuerdo de permitir el libre acceso de las normas de fabricación creadas por estos comités, las cuales están disponibles solamente con el pago de los derechos de autor.
Este acuerdo no solamente beneficia a las empresas de la Unión Europea, sino también a terceros países quienes están enfocando sus líneas de producción en la fabricación rápida de estos productos esenciales en la prevención del COVID-19.
Sin embargo, estas buenas acciones siempre se ven dañadas por malas prácticas de la delincuencia organizada, sin duda alguna, la economía a nivel mundial ha sido muy castigada por la pandemia COVID-1. Ante esta situación, los delincuentes se han enfocado en falsificar dispositivos médicos, equipos de protección y otros productos para los cuidados sanitarios ante la demanda que ha existido estos últimos 15 meses aproximadamente.
La inquietud más grande en este rubro, es que los responsables de la piratería y delincuencia organizada están buscando alguna manera para sacar ventaja con las vacunas contra COVID-19 que ya están disponibles, e incluso ya se ha manejado algunas versiones de vacunas falsas que ya están en el mercado, lo cual tendrá repercusiones negativas para la salud pública a nivel mundial.
José Alfredo Careaga Ochoa (Comunicación y difusión, PIT-UAS)