Hoy celebramos a las niñas y niños, esos pequeños soñadores que llenan de luz y alegría cada rincón del mundo. En su Día, es el momento perfecto para reflexionar sobre lo que representan para el futuro de nuestra sociedad. Ellas y ellos son la esperanza, el motor de los cambios que están por venir. Las niñas y los niños son la semilla que, si se cuida, puede crecer hasta convertirse en un árbol fuerte y sabio, capaz de transformar el mundo. Felicitarlos en su día es, en realidad, un reconocimiento a su enorme potencial y a la oportunidad de ser quienes nos guíen hacia un futuro más brillante.
Desde temprana edad, las niñas y los niños tienen una curiosidad innata que los impulsa a descubrir lo que les rodea. Esta fascinación por el mundo es un don invaluable que debemos fomentar. Las preguntas de las más pequeñas y los más pequeños no solo son una muestra de su deseo de entender, sino una puerta abierta a nuevas posibilidades. ¿Por qué el cielo es azul? ¿Cómo crecen las plantas? ¿Qué hace el sol para brillar? Estas preguntas son el inicio de lo que puede ser un profundo amor por la ciencia.
Es en este punto donde es esencial que desde pequeños y pequeñas se acerquen a los saberes. La ciencia no solo es un conjunto de conocimientos, sino una forma de pensar, de cuestionar, de experimentar. Las niñas y los niños tienen una capacidad única para aprender y adaptarse a nuevas ideas, y si se les motiva a explorar el mundo científico, desarrollarán habilidades que les servirán durante toda su vida. Además, el contacto con la ciencia les permite entender mejor los procesos naturales y sociales que dan forma a su realidad cotidiana.
Hoy más que nunca, el acceso a la ciencia es crucial para que las niñas y los niños se conviertan en agentes activos del cambio. Vivimos en un mundo que está marcado por avances tecnológicos, desafíos medioambientales y nuevas fronteras del conocimiento. Si enseñamos a las niñas y los niños desde temprana edad a amar la ciencia, les estamos dando herramientas para comprender y participar en la resolución de estos retos. La ciencia es un lenguaje universal que permite a las niñas y los niños conectarse con el mundo y desarrollar una visión crítica y creativa.
Por otro lado, la ciencia también es un vehículo para fortalecer valores como la perseverancia, la curiosidad y la empatía. A través de proyectos científicos, las niñas y los niños aprenden que los problemas no siempre tienen soluciones inmediatas y que la paciencia y el trabajo en equipo son esenciales. Además, al explorar temas como el cuidado del medio ambiente, el espacio o la salud, las niñas y los niños desarrollan una conciencia global que les enseña la importancia de cuidar y respetar el mundo que los rodea.
En este Día de las Niñas y los Niños, es fundamental recordar que cada niña y cada niño es único y tiene un potencial extraordinario para contribuir a la ciencia y la tecnología. Es nuestra responsabilidad como sociedad proporcionarles las herramientas, el espacio y la inspiración necesaria para que puedan explorar y descubrir su pasión. Y también comprometámonos a acompañarlos en su camino hacia el futuro, donde la ciencia será un pilar esencial para la creación de un mundo más justo, equitativo y sostenible. ¡Feliz Día de las Niñas y los Niños!
Área de comunicación y difusión (PCT-UAS)