Que en este invierno se hayan experimentado fríos atípicos a lo largo del mundo, no contradice la realidad del calentamiento global. Opuesto de lo que se piensa, es una muestra de lo complejo que se está volviendo el sistema climático en la tierra a raíz de este problema. Algo constatado por la humanidad, es que, en los últimos meses, olas de frío severas han afectado a partes de América del Norte, Europa y Asia. El frío desbordante e inusual ha provocado que algunos cuestionen la existencia del calentamiento global, argumentando que el frío extremo es una evidencia de que el clima está volviendo a sus condiciones normales.
Sin embargo, esta errada percepción se ve invalidada cuando comprendemos más a profundidad como el cambio climático está influyendo en los patrones climáticos de nuestro planeta. Pero, antes de continuar, vamos a aclarar qué es el clima. Este se define como los patrones meteorológicos promedio en una región durante un largo periodo. Se compone de muchas variables como temperatura, humedad, precipitaciones y vientos, todas estas recopiladas durante muchos años de estudio climático.
Por otro lado, el tiempo atmosférico refleja variaciones diarias. Es, esencialmente, el estado de la atmósfera en un momento y lugar específicos, sujeto a cambios diarios o incluso horarios. Por lo tanto, los inviernos anormalmente fríos no significan que el calentamiento global no esté ocurriendo. De hecho, el cambio climático está alterando los patrones climáticos, llevando a climas más cálidos en promedio y a fluctuaciones más impredecibles.
El término “calentamiento global”, acuñado hace décadas, describe el fenómeno por el cual los gases de efecto invernadero atrapan calor en la atmósfera, elevando la temperatura media del planeta. Sin embargo, el cambio climático no se limita a un aumento de las temperaturas. Los científicos han descubierto que el aumento de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, también están provocando una serie de otros cambios climáticos, incluyendo fenómenos meteorológicos extremos y desastrosos.
Por ejemplo, dos estudios científicos, uno publicado en 2017 en la revista Nature Geoscience y otro publicado en 2019 en a la revista Nature Communications, encontraron que las temperaturas más cálidas en el Ártico están asociadas con inviernos más fríos en Norteamérica. Estos cambios se deben al desplazamiento del flujo del chorro polar, una banda de aire que circula alrededor del Ártico. El calentamiento del Ártico, que ocurre cuatro veces más rápido que en el resto del planeta, debilita el chorro polar, permitiendo que el aire frío se desplace hacia latitudes más bajas.
El cambio climático no solo está provocando temperaturas más altas y tormentas de nieve más intensas, sino que también está intensificando otros patrones climáticos extremos. A medida que el chorro polar se ralentiza, inundaciones y sequias podrían volverse más persistentes y severas. Un estudio de 2019 publicado en Science Advances predice que los eventos climáticos extremos y mortales podrían aumentar hasta un 50% para el año 2100.
Los efectos devastadores del cambio climático ya son una realidad. El año pasado, marcado por eventos meteorológicos record, fue un recordatorio de lo que nos espera en el futuro. Todas las manifestaciones climáticas son producto del mismo problema subyacente: el cambio climático.
El hecho de que algunas regiones experimenten frío intenso no significa que el calentamiento global no esté ocurriendo. Contrariamente, es un indicativo de la complejidad del sistema climático de la Tierra y la importancia de abordar el cambio climático de manera integral. La ciencia es clara: estamos creando un mundo de extremos, donde el calor extremo y el frío intenso coexisten como dos caras de la misma moneda climática.
Comunicación y difusión PCT-UAS: Emmanuel Valenzuela