La Copa de Licurgo, es una reliquia romana del siglo IV, ha fascinado a historiadores y científicos por igual con su capacidad para cambiar de color dependiendo de la luz que la ilumina. Este objeto, que se encuentra en el British Museum de Londres, muestra un color verde jade cuando es iluminado desde el frente y un rojo rubí cuando la luz proviene de detrás. Este fenómeno, conocido como dicroísmo, ha sido objeto de estudio y admiración durante décadas.
La historia de la copa está intrínsecamente ligada a la mitología griega, representando la victoria de Dionisio sobre el rey Licurgo de Tracia, quien aparece enredado en vides de uva en la superficie exterior de la copa. La artesanía de la Copa de Licurgo es excepcional, con un interior liso y un exterior tallado y grabado al agua fuerte para crear una estructura en forma de jaula alrededor de la copa interna.
El misterio detrás del cambio de color de la Copa de Licurgo permaneció sin respuesta hasta la década de 1990, cuando los científicos descubrieron que el vidrio contiene partículas nanométricas de oro y plata. Estas nanopartículas, de entre 50 y 100 nanómetros de diámetro, son responsables del fenómeno conocido como resonancia de plasmón de superficie. Cuando la luz incide en estas partículas, los electrones oscilan con el campo eléctrico de la luz, y para ciertas longitudes de onda, se produce un acoplamiento que aumenta la absorción de la luz de esa longitud de onda, resultando en el cambio de color observado.
Este descubrimiento no solo resolvió un enigma histórico, sino que también proporcionó un ejemplo temprano de nanotecnología. Los artesanos romanos, posiblemente sin saberlo, crearon un efecto que solo podría explicarse con el conocimiento moderno de la física de nanopartículas. Por ese motivo, la Copa de Licurgo es un testimonio de la habilidad y el ingenio de los antiguos artesanos y un recordatorio de que, a veces, la ciencia y el arte se encuentran de maneras inesperadas.
La copa no solo es una pieza de arte antiguo, sino también un objeto de estudio para la ciencia moderna, demostrando cómo los materiales pueden ser manipulados a una escala microscópica para lograr efectos visuales sorprendentes. La Copa de Licurgo sigue siendo un objeto de admiración y estudio, y su historia continúa inspirando tanto a historiadores como a científicos en la exploración de las intersecciones entre la tecnología antigua y moderna.
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