Julieta Fierro Gossman (1948–2025) fue una astrónoma mexicana que dedicó su vida no solo a estudiar el cosmos, sino a compartirlo con quienes pocas veces tienen acceso a la ciencia. Doctora en Astrofísica por la UNAM, investigó la composición de la materia interestelar y colaboró en proyectos internacionales sobre el origen de los elementos que forman las estrellas. Sin embargo, lo que la hizo inolvidable fue su capacidad para explicar la ciencia con palabras sencillas, metáforas sorprendentes y un entusiasmo contagioso.
Su trabajo científico fue reconocido en México y en el mundo; recibió el Premio Kalinga de la UNESCO en 1995 por su labor de divulgación, además de numerosos doctorados honoris causa y distinciones de instituciones científicas internacionales. También fue investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, lo que refleja la amplitud de su interés por tender puentes entre ciencia, educación y cultura.
Pero más allá de los premios, Julieta Fierro se convirtió en un referente porque llevó la astronomía a museos, programas de radio y televisión, libros para niños, talleres escolares y conferencias en plazas públicas. Dirigió el museo Universum de la UNAM, donde impulsó la idea de que la ciencia debía vivirse de manera interactiva, divertida y accesible. Su mensaje era claro: la curiosidad es un derecho, y la ciencia pertenece a todos.
En particular, su influencia en niñas y niños fue inmensa, ella sabía que despertar la imaginación a temprana edad podía marcar vocaciones. Con ejemplos cotidianos explicaba fenómenos cósmicos complejos, comparando a las estrellas con hornos que cocinan los elementos de los que estamos hechos, o a los planetas con esferas que viajan en una danza cósmica. Para muchos pequeños, sus charlas y libros fueron la primera chispa que los llevó a mirar al cielo con preguntas.
Julieta Fierro falleció en septiembre de 2025, a los 77 años, “sin dolor y escribiendo su último libro”, como señalaron sus familiares. Su legado trasciende la academia: dejó una cultura científica más abierta en México y un modelo de divulgación que inspirará a futuras generaciones. En sus propias palabras, siempre defendió que “la ciencia es un derecho humano”. Hoy, recordarla es también recordar que mirar al universo es aprender a maravillarse de nuestra propia existencia.
Emilia Beltrán, área de comunicación y divulgación (PCT_UAS)