¿Sabías que es posible crear todo tipo de cosas en los laboratorios de fabricación digital? Caretas, joyas, piezas mecánicas, prótesis, prendas de vestir, adornos, muebles y más. ¿Lo utilizarías para promover tu negocio o en favor de la sociedad en general? Actualmente el mundo vive una revolución económica sin precedentes, por lo que cada día crece más la posibilidad de encontrar un FabLab en cualquier lugar del globo terráqueo, ya sea en una universidad, casa o negocio.
Desde hace algunos años, existe una predisposición al “Do it yourself” (hazlo tú mismo), en un contexto en el que los “prosumidores” son la parte fundamental de este movimiento, echando raíces en la sociedad, lo que abre distintas brechas en la innovación tecnológica; un claro ejemplo son los Fab Labs o Laboratorios de Fabricación Digital, un espacio de producción de objetos físicos o bien, máquinas controladas por ordenadores capaces de crear ‘casi’ cualquier cosa que imagines.
Los Laboratorios de Fabricación Digital se hacen presentes en 2001 cuando el Center for Bits and Atoms recibió un importante aporte de la National Science Foundation para poder instaurar estos novedosos laboratorios de fabricación digital, bajo la dirección de Neil A. Gershenfeld, en los Laboratorios del MIT (Massachussets Institute of Technology), actualmente existen alrededor de 1.700 Fablabs, distribuidos por todo el mundo, en más de 100 países.
El principal objetivo de los Fabs Labs es la contribución que puede hacer hacia las diferentes comunidades y sobre todo a las más vulnerables, en mantener cercanía con el medio ambiente y el ser conscientes de su valor ya que estos espacios fueron pensados a que sean universalmente de libre acceso independientemente si se comercializa con ellos o no.
Además, el aprendizaje y la innovación nunca fue tan divertida y libre, como lo es hoy en los Fablabs, aquí la autoproducción y el “Open source” (fuente abierta) son muy importantes, todo depende de la creatividad de las personas que colaboran en estos movimientos. También es crucial la seguridad de los individuos y las máquinas, la confidencialidad de la información que se maneja, y el ser consecuentes con el mantenimiento de estos laboratorios; limpieza, reparación de piezas y sus demás necesidades.
Por mencionar algunas de las naciones que cuentan con estas fábricas digitales, son España, Japón, India, Estados Unidos de América, Argentina, África, Islandia, Noruega; México no es la excepción, a lo largo del país existen alrededor de 35 laboratorios, distribuidos en sus diferentes ciudades, aunque son pocos, en comparación con territorios como Italia que reporta hasta 150 FabLabs.
En relación a nuestro país, particularmente en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, el Parque de Innovación Tecnológica de la Universidad Autónoma de Sinaloa (PIT-UAS), es parte de esta red de FabLabs, es por ello que participa y crea un presente por y para un futuro cercano en donde se le dé continuidad al desarrollo independiente de centros tecnológicos; el PIT cuenta con los laboratorios de Diseño, Modelado e Impresión 3D y con el Taller de Prototipos.
Cabe destacar que en PIT-UAS, se trabajó durante la Pandemia por COVID-19, con los máximos cuidados de prevención de la salud, recomendados por la Organización Mundial de la Salud (ONU), para llevar a cabo la elaboración de caretas y contribuir en los momentos difíciles que atraviesa la comunidad.
Para finalizar, esto es posible gracias a las filosofías «open source» que permiten ver manufactura y tecnología de pequeños laboratorios tanto mexicanos como extranjeros. En ese sentido, es de gran valor que las universidades, ya sean públicas o privadas, se sumen a la creación de FabLabs y se retribuya de algún modo a lo que el mundo, el internet y la innovación tecnológica han brindado a la sociedad.