¿Cómo surgió la idea de impartir este curso en la UAS? En un principio, cuando estaba estudiando la licenciatura en Brasil, teníamos la idea de desarrollar un proyecto interdisciplinario con el fin de mejorar la salud pública. Y, bueno, decidí incrementar la escala de este proyecto para incluir toda Latinoamérica, no sólo Brasil; porque creo que a veces Latinoamérica es un continente olvidado, a veces ni nosotros mismos nos interesamos en nuestro continente.
¿Y por qué estos temas, la boca, el intestino, la salud? Porque considero que la boca y el intestino están muy relacionados, y existen estudios que lo han estado demostrando, dejando cada vez menor lugar a dudas. Boca e intestino están muy relacionados a nuestra salud: si puedes localizar el desequilibrio de la microflora en uno de ellos, entonces puedes realmente tratar de una manera más adecuada la enfermedad o puedes identificarla mejor y encontrar mejores maneras para tratarla. De manera que el curso pretende transmitir a los estudiantes esta idea, que no sólo tienes que tratar la enfermedad en sí, pensando que si tienes una bacteria tienes una enfermedad: eso no es cierto. La idea del curso es ampliar la perspectiva de los estudiantes en este sentido.
¿Podrías contarme acerca de lo que los estudiantes de la UAS aprenderán en tu curso durante esta semana? El curso está estructurado en partes teóricas y prácticas. En lo teórico, dado que los estudiantes vienen de distintas disciplinas, les daré algunos antecedentes concisos sobre bioquímica, carbohidratos, la estructura de las proteínas y demás, hasta llegar a la microflora en general. Y luego tendremos las prácticas: los estudiantes desarrollarán el pensamiento interdisciplinario —y esa es la parte en verdad culminante del curso—, tarea para la cual comúnmente no están formados.
¿Entonces, la idea es enseñarles cómo hacer diagnósticos correctos? No necesariamente a realizar un diagnóstico correcto, sino a ver el problema de una manera diferente. Si, por ejemplo, tienes una bacteria, eso no significa que tienes una enfermedad. Esto es lo que dice la perspectiva holística: “Sí, tienes una bacteria, pero ¿cuáles son los otros factores que contribuyen?”. También se tienen bacterias beneficiosas que pueden crear un balance respecto a las dañinas; y en ocasiones incluso es la bacteria beneficiosa la que causa la enfermedad.
Das mucha importancia a esta perspectiva interdisciplinaria, ¿por qué? La idea del curso es precisamente hacer que los estudiantes piensen desde la interdisciplinariedad. Yo creo que esto es lo que hace la diferencia cuando, ya como doctor, tratas a un paciente, porque lo ves de una manera holística, no simplemente como: “Ah, prescribiré un píldora que tratará el problema y eso será todo”; no, porque esa píldora que prescribas tendrá efectos secundarios que podrían ser asintomáticos o sicológicos. Efectos de los cuales sabrás si cuentas con una visión interdisciplinaria u holística, de manera que podrás comenzar a considerar estas consecuencias, cómo pueden afectar a las personas y cómo puedes mejorar dicha situación.
¿Cuál es el principal resultado que buscas a través de este curso en la UAS? Es mostrar a los estudiantes la importancia de la interdisciplinariedad y ayudarlos a que desarrollen este tipo de pensamiento. Así que tendremos estudiantes de sicología, odontología, etcétera, quienes usualmente no interactúan, pero mediante este curso se verán forzados a hacerlo. Lo que pretendo es desarrollar en los estudiantes este pensamiento interdisciplinario y ese mismo tipo de investigación.
No es así como opera la academia tradicional, tú mismo vienes de una formación distinta a la que ahora planteas. Sí, por ejemplo, cuando estudias química, tú sólo sabes cómo resolver problemas en el campo de la química, ves todos los problemas con la mentalidad de un químico. La idea del curso es hacer que los estudiantes piensen fuera de esa zona confort en la que están inmersos y que consideren otros aportes. Digamos que, como químico, yo tengo un problema que afecta la salud pública: “¿Cómo lo ataco con el conocimiento que yo tengo? Pero ¿y cómo puedo examinar este problema con una herramienta diferente, que venga, por ejemplo, de la sicología?”.
¿Tú provees las herramientas para operar este cambio? No, la belleza de la investigación interdisciplinaria es que tú mismo desarrollas tus propias herramientas. Nunca sé cuándo tendré que adoptar o producir una herramienta de una disciplina diferente a la mía para resolver el problema que tengo. De suerte que no es como la receta de un pastel: agrega harina y mantequilla, y así sucesivamente. No, es cuando tienes un problema y comienzas a hablar con personas de diferentes campos que te surge la idea: “Ah, parece similar a mi problema, ¿puedo aplicar esos métodos que usan en economía al problema que yo tengo en biología?”. Y esto, en efecto, ha contribuido mucho al perfeccionamiento dentro de la biología.
Comunicación Social PIT-UAS