El científico miembro del Departamento de Biología y Bioquímica de la Universidad de Bath especificó que se dedica a la investigación de la Salmonella porque es el principal patógeno asociado con alimentos en el mundo, y detalló: «Empecé trabajando en la detección, y de la detección, a la caracterización, y después a la epidemiologia molecular, y ahora estamos haciendo genómica». En cuanto a la Vibrio: «… me parece que es una bacteria apasionante, porque Vibrio es un organismo que vive naturalmente en el medio ambiente marino, y de repente determinadas poblaciones muy concretas causan enfermedades. Nadie entiende por qué un bacteria que es normal y que vive en el medio ambiente se convierte en patógena y de repente puede causar una epidemia; y, a pesar de todos los años de investigación y esfuerzos, todavía sigue sin entenderse claramente».
En su texto «Cambio climático y patógenos en el agua: el fenómeno de El Niño y su impacto en la salud» destaca la irreversibilidad del cambio ambiental originado por el calentamiento global que produce la actividad humana y habla de la posibilidad de, con base en sus investigaciones, predecir nuevos brotes epidémicos de Vibrio. A pregunta expresa sobre el porqué predecir, mas no prevenir, explicó: «Intentamos desarrollar modelos que puedan predecir las condiciones que son adecuadas para la presencia del patógeno, si eres capaz de anticiparte y saber cuándo hay épocas de riesgo puedes implementar medidas y una de las medidas más importantes es evitar la exposición: entonces, al estar evitando que las personas se expongan a ese patógeno, vas a reducir las infecciones. Y a través de esas medidas vas a reducir el total de casos de infectados, y eso va a repercutir beneficiosamente no sólo en la salud sino también económicamente».
Gran parte de las investigaciones de este bioquímico en diversas costas y áreas próximas a éstas en África y América (incluidas la bahía mexicana Todos Santos y el valle de Culiacán) se relacionan con el calentamiento global. Y, en este sentido, cabe destacar que, de acuerdo con el Reporte Mexicano de Cambio Climático, 46.2% de los 120 millones de mexicanos padecen actualmente los efectos de este fenómeno, entre los cuales se menciona la transmisión de enfermedades, y se destaca que son precisamente las zonas costeras las más afectadas. Así, Martínez-Urtaza compartió parte de sus hallazgos en materia de las consecuencias que dicho fenómeno tiene en la aparición y la dispersión de epidemias.
«Cuando hablamos de cambio climático siempre pensamos en él en términos generales, pero el cambio climático tiene un impacto muy importante a nivel regional. Básicamente se pronuncian ciertos eventos extremos del clima, que las lluvias son más intensas y la temperatura es más caliente. Bueno, pues la combinación de estos dos factores va a influenciar en la supervivencia de estos patógenos en el medio ambiente; y si van a vivir más, van a transmitirse con mayor facilidad. Ése es más o menos el marco teórico que trabajamos nosotros.»
«¿Qué pasa en las costas? Pues si trabajas con Vibrio, ésta es una bacteria a la que le gustan los ambientes calientes y de baja salinidad, por ejemplo; cuando hay mucha lluvia, baja la salinidad del mar y el cambio climático calienta las zonas, por lo que las áreas en las cuales van a ser propicias para que haya esos microorganismos van a ampliarse con el cambio climático: esas bacterias van a aparecer en más y más sitios (que es lo que estamos estudiando y detectando en nuestros estudios). En términos generales, las enfermedades del Vibrio se están extendiendo hacia los polos, alcanzando latitudes más hacia el norte y más hacia el sur; hasta hace unos años, estaba casi en zonas tropicales y subtropicales, y en las últimas investigaciones que hemos terminado, hemos detectado enfermedades asociadas con Vibrio a 60 millas del círculo polar ártico.»
El mencionado Reporte Mexicano de Cambio Climático destaca el hecho de que, a pesar de las décadas de investigación científica sobre el calentamiento global, la información que llega a la población mexicana —cuya principal fuente es el sector gubernamental— sigue siendo insuficiente y poco confiable. Martínez-Urtaza puntualizó que para mejorar tal percepción es esencial la divulgación de la labor científica, y aseguró: «Es nuestra función como científicos estar siempre intentando hacer las mayores actividades de divulgación de nuestros resultados y de los trabajos en los que estamos involucrados; pero también es verdad que nuestra actividad es tan frenética que no nos deja muchas oportunidades para estas cuestiones. […] Hay que reconocer que no es fácil y tampoco los Gobiernos articulan los mecanismos para que podamos hacer ese tipo de divulgaciones».
Comunicación Social PIT-UAS