En una entrevista realizada en 1926, el célebre inventor, ingeniero y físico serbio Nikola Tesla comentaba: «Cuando consigamos aplicar a la perfección la tecnología inalámbrica, toda la Tierra se convertirá en un enorme cerebro, todas las cosas serán partículas de un todo real y rítmico. […] Y los instrumentos a través de los cuales podremos hacer esto serán increíblemente sencillos en comparación con nuestro teléfono actual. Un hombre podrá llevar uno en el bolsillo del chaleco.»
Aun cuando la mayoría de las personas solamente ligan sus predicciones a la creación del teléfono inteligente, en realidad Tesla también vaticinó en su entrevista la interconectividad de los objetos a través de redes inalámbricas. Hoy en día esta tecnología existe, en sus inicios fue conocida como «internet de los objetos», aunque ahora es comúnmente denominada «internet de las cosas» (IdC).
Pero, ¿qué es el IdC?
El IdC es definido por el Grupo de Soluciones Empresariales Basadas en Internet (IBSG, por sus siglas en inglés de Internet Business Solutions Group) de Cisco como: «… sencillamente el punto en el tiempo en el que se conectaron a internet más cosas u objetos que personas». Esto se ha vuelto un hecho gracias al incremento en el uso de teléfonos inteligentes y tabletas.
Entre los años 2008 y 2009 se estimó que un total de 12.5 mil millones de dispositivos se encontraban conectados dentro de una población de 6.8 mil millones de usuarios. Esto quiere decir que, por primera vez en la historia, el número de dispositivos conectados por persona era superior a 1 (1.84, para ser exactos).
El IdC es la primera evolución real de internet desde su introducción con ARPANET en 1969, se torna en internet «sensorial», es decir, con la capacidad de determinar temperatura, presión, vibración, luz, humedad, estrés, entre otras cosas. A la vez, el internet se expande hacia lugares y funciones antes inimaginables, que parecieran sacados de la trama de un libro o una película de ciencia ficción.
De termostatos autónomos al monitoreo continuo del cuerpo humano
En el mercado destinado al hogar y los electrodomésticos se ha dado ya la creación de numerosos productos diseñados para mejorar la comodidad y la calidad de vida de sus usuarios. ¿Te gustaría un control de termostato que aprende tus preferencias de temperatura y funciona por sí solo? Nest ha creado uno que, además de ser de uso sencillo, realiza un ahorro de hasta 20% en consumo de energía del hogar y puede ser controlado de manera remota desde un dispositivo Android.
Otras empresas, como Smart Things de Samsung, siguen la misma tendencia: ofrecen sensores para el hogar que ayudan a programar el funcionamiento de electrodomésticos, vigilar la seguridad en tu hogar con cámaras y cerrojos automáticos, e incluso elementos de entretenimiento para tu rutina diaria como programar que la radio se encienda cada mañana cuando despiertas.
¿Imaginas que un paciente pudiera ingerir un dispositivo conectado a internet que ingresara a su cuerpo para ayudar a los médicos a diagnosticar las causas de ciertas enfermedades? A pesar de que esto aún no se desarrolla exitosamente, actualmente sí es posible contar con sensores extracorpóreos como el Body Guardian Heart de la empresa Preventice Services, el cual consiste en un dispositivo en forma de banda o parche discreto que registra electrocardiograma, pulso, respiración, actividad y posición corporal; puede ser utilizado para dar seguimiento a pacientes con problemas cardiorrespiratorios: la información del paciente es enviada inalámbricamente a un centro de monitoreo de la empresa y los médicos pueden acceder a la información de sus pacientes en cualquier momento (además, los datos recolectados también se guardan en el teléfono inteligente del paciente).
La interconectividad como meta
El IdC puede colocar sensores pequeñísimos en plantas, animales y fenómenos geológicos, los conecta para ayudar a controlar y monitorear en ganadería y agricultura, puede utilizarse en la industria y el comercio para mejorar la logística de los procesos, puede emplearse en la implementación de redes de seguridad ciudadana para una mejor vigilancia de las calles, también, como mencionamos, tiene numerosas funciones aplicables en el hogar y el área de la salud.
Pero el punto al que se desea llegar no es simplemente a una numerosa cantidad de dispositivos independientes conectados cada uno a su propia red, el objetivo del IdC es lograr una interconectividad entre los sistemas, creando un subsistema único que permita a los dispositivos interactuar entre sí independientemente de su marca o función principal. Es decir, la idea es que un artefacto pueda monitorear tu estado de salud para así, por ejemplo, adecuar tu dieta a través de un control en tu refrigerador que realice la lista de compra de víveres, basado en lo que hace falta y tus necesidades nutrimentales.
Asimismo, a nivel macroestructural, el IdC busca crear ciudades inteligentes, en las cuales la interconectividad no sólo se dé entre los aparatos de tu hogar, sino que todos los dispositivos de todos los usuarios se encuentren compartiendo información y analizando datos masivos todo el tiempo, a fin de contribuir a la optimización de la calidad de vida de los habitantes.
¿La privacidad en peligro?, ¿qué nos depara el IdC?
Dejando de lado el hecho de que la tecnología y los avances en las redes de servicio han ido mejorando y evolucionando con los años, sigue siendo un tema de preocupación para los usuarios todo lo relativo a su información personal y la exposición que esto conlleva al mantenerla en una nube de datos.
Los defensores del IdC han manifestado que la información privada no será compartida por las empresas que lo monitoreen, pero persiste el peligro latente de que algún día, algún consorcio o Gobierno con suficiente autoridad o recursos pueda obtener los datos de estos usuarios.
Por otro lado, cabe destacar que los parámetros para definir los delitos cibernéticos son aún muy difusos, por lo cual el escepticismo de tener toda tu vida dentro de un sistema universal accesible desde cualquier dispositivo es algo a considerarse.
Indudablemente, una vez superados los obstáculos en materia de seguridad, saturaciones de red y la manera en que los dispositivos puedan tener fuentes de energía autosustentable, el IdC tendrá más a favor que en contra. La nueva revolución del internet ha llegado para mejorar el estilo de vida y la manera en que percibimos el mundo.
¿Quién sabe? Quizá en algunos años más sea posible superar los actuales problemas relativos a la creación de los protocolos de conectividad y de seguridad más adecuados para garantizar la óptima incorporación y el mejor desempeño del IdC en nuestras vidas. Y no debemos olvidar que de igual forma quedan pendientes la alfabetización digital y el acceso a estas tecnologías a nivel global.
Nuevamente quedamos expectantes sobre la posibilidad de lograr materializar en éste, nuestro mundo tangible e inmediato, ese otro mundo que tanto admiramos desde la lejana perspectiva de la ficción y que el visionario Nikola Tesla predijo hace 90 años, un mundo en el que la conectividad llegue a todos, a cualquiera, a todas las cosas, a cualquier dispositivo, en todo momento, en cualquier contexto, a todo lugar, en cualquier parte, a toda ruta, en cualquier red, a todo servicio, a cualquier empresa.
Doris Salazar (Comunicación y Difusión, PIT-UAS).