Recuerda cuando de pequeño dibujabas un árbol. Por lo general su figura comenzaba con la base, dos pequeñas curvas como paréntesis invertidos y en la parte superior una nube de color verde que, a modo de follaje coronaba el árbol. Si nos poníamos más creativos resultaba imprescindible agregar manzanas y hasta un pequeño nido de pájaros. Pues esta idea que teníamos de un árbol ha cambiado radicalmente gracias a los creadores de CityTree, “un bosque condensado en un árbol”.
Este árbol artificial es tan alto como uno natural promedio, curiosamente es cuadrado y no tiene un tronco de madera, sino una estructura que lo vuelve móvil. Es el llamado CityTree (o árbol de la ciudad), una estructura móvil creada por un grupo de diseñadores alemanes que busca mitigar uno de los problemas ambientales más graves que sufre el planeta: la contaminación del aire.
Según sus creadores, este árbol tiene la capacidad de absorber dióxido de nitrógeno y material particulado del aire como lo harían 275 árboles naturales.
Cada uno de ellos, dicen, absorbe 250 gramos de material particulado por día, y captura 240 toneladas métricas de CO2 al año.
Bajo mantenimiento
Desarrollada en Alemania, esta instalación es en realidad una pared de musgo,una planta acostumbrada a vivir sin tierra y que funciona naturalmente como un filtro del aire.
«El musgo puede acumular todas las partículas contaminantes y transformarlas en nutrientes», le explica a la BBC Liang Wu, cofundador de Green City Solutions, la compañía que desarrolló el árbol.
Hay cientos de especies de musgo. Las especies seleccionadas son las que más contaminantes absorben y las que se adaptan mejor a cada clima y ambiente, según cada ciudad.
Actualmente, estos árboles están en 25 ciudades en todo el mundo (Módena, Oslo, Hong Kong, Glasgow, Bruselas, y en varias ciudades alemanas).
Instalarlos demora unas 6 horas y su mantenimiento es sencillo. La instalación (que puede incluir un banco para sentarse) tiene paneles solares que le dan electricidad y un sistema para recolectar agua de lluvia que permite dosificar el riego.
El árbol tiene incorporados sensores que controlan la humedad del suelo, la temperatura del aire y la calidad del agua.
También tienen un sensor para medir la calidad del aire y evaluar su eficiencia.
¿Estrategia equivocada?
Todos estos beneficios tienen un costo.
Plantar y mantener un árbol tradicional cuesta alrededor de US$950 por década. Un CityTreesupone un costo de US$28.000.
Muchos entonces se preguntan si no es mejor invertir estos esfuerzos -y dinero- en proyectos que ataquen directamente la fuente de origen de la contaminación y no sus consecuencias.
Fuente: Foro Económico Mundial