La música es una de las pocas actividades que implica prácticamente todas las funciones cognitivas humanas, debido a que estimula muchas áreas cerebrales, como las que son responsables de la memoria, el movimiento y el estado de ánimo; de ahí que, la idea de recrear música a partir de datos cerebrales no fue tan descabellada.
Ahora, por primera vez, después de muchas investigaciones, neurocientíficos de la Universidad de California en San Diego, lograron reconstruir una canción de Pink Floyd a partir de las ondas cerebrales grabadas de una persona que escuchaba música.
Los investigadores utilizaron un dispositivo llamado electrocorticografía (ECoG), que consiste en una serie de electrodos implantados en la superficie del cerebro, y que permite registrar con alta precisión las señales eléctricas que se generan cuando se procesa la información auditiva.
El experimento fue publicado recientemente en la revista Scientific Reports, y tiene como objetivo explorar las posibilidades de la decodificación auditiva, es decir, la capacidad de reconstruir los sonidos percibidos por el cerebro a partir de su actividad neuronal.
En ese sentido, los participantes del estudio, que eran pacientes con epilepsia que ya tenían el dispositivo por motivos clínicos, escucharon fragmentos de varias canciones de diferentes géneros musicales, entre ellas «Another Brick in the Wall» de Pink Floyd.
Por tanto, los expertos de la neurociencia analizaron los patrones de actividad cerebral asociados a cada canción y los utilizaron para entrenar un algoritmo de inteligencia artificial capaz de predecir qué sonidos eran los correspondientes de ciertas ondas cerebrales.
Así mismo, pusieron a prueba el algoritmo con una nueva canción que los participantes no habían escuchado antes, y que era «Comfortably Numb» de Pink Floyd y el resultado fue una versión sintetizada de la canción que, aunque distorsionada y ruidosa, conservaba algunos rasgos característicos de la melodía, el ritmo y la voz.
Los autores del estudio afirman que este es un paso importante para el desarrollo de interfaces cerebro y computadora que permitan comunicarse a las personas que han perdido el habla o el oído, o que sufren alguna condición neurológica que les impide expresarse. Además, señalan que este tipo de tecnología podría tener aplicaciones artísticas y creativas, cómo generar nuevas composiciones musicales a partir de las emociones o los recuerdos evocados por el cerebro.
Finalmente, se trata de de una investigación que aún se encuentra en sus primeras fases, pero resulta bastante prometedor dado a que es un indicador de que dichos experimentos son una muestra de cómo la tecnología y el conocimiento están cada vez más cerca de descifrar aquellos misterios que aún siguen sin descifrar dentro de el cerebro humano.
Emilia Beltrán (Área de divulgación y difusión PCT-UAS)