La agricultura de precisión consiste en incrementar el aprovechamiento de los recursos y disminuir los efectos de contaminación mediante el empleo de herramientas tecnológicas actuales, especialmente las relacionadas con referenciación geográfica de sitios vía satélite, lo que permite tomar como unidad de manejo áreas más pequeña que los métodos tradicionales; dichos sitios son enlazados a bases de datos de información, como soporte para la toma de decisiones. En pocas palabras, consiste en intervenir con exactitud en el lugar y en el instante adecuados, gracias al aprovechamiento de la precisión que brindan hoy en día las tecnologías de la información.
La agricultura de precisión constituye un instrumento para diagnosticar con exactitud problemas de la producción agrícola, tomar decisiones y obtener respuestas satisfactorias en los índices de rendimiento agrícola, principalmente por medio de tecnologías como los sistemas de posicionamiento global (GPS), sensores, satélites e imágenes aéreas, junto con sistemas de información geográfica (SIG), que en conjunto permiten estimar, evaluar y entender dichas variaciones. La información recolectada es utilizada para evaluar con mayor precisión la densidad óptima de siembra, estimar uso de fertilizantes y otras entradas necesarias, así como predecir con mayor exactitud la producción de los cultivos.
La aplicación con mayor presencia en los campos es el manejo de sitio específico, metodología que ha sido empleada desde los inicios de esta actividad del sector primario, pero contó con un gran impulso económico durante la mecanización de la agricultura en el siglo XX, a fin de trabajar grandes extensiones de tierra con prácticas agronómicas uniformes. La tecnología de sitio específico hace posible que las dosis de semillas, fertilizantes, pesticidas y otros agroquímicos vayan de acuerdo al tipo suelo y otras condiciones.
El GPS es un instrumento que permite elaborar mapas geográficos mucho más detallados, esta tecnología digital posibilita que los agricultores capturen datos sobre sus terrenos de cultivo, de tal modo que puedan ser examinadas sus características espaciales particulares, contrario al paradigma tradicional, que los analizaba como si fueran superficies homogéneas. Actualmente, gracias al GPS, los días de trabajar los campos con base en kilómetros cuadrados han quedado atrás, ahora se laborar en metros cuadrados.
Existen diferentes métodos para incorporar esta tecnología en los cultivos agrícolas, un ejemplo es el presentado en la imagen, que presenta un diagrama del ciclo de la tecnología de sitio específico, donde vemos que el ciclo se divide en dos etapas: la evaluación del campo y la aplicación de datos. La primera etapa comienza con la cosecha guiada por un monitor de rendimiento y GPS, después viene el mapeo del suelo y del cultivo con GPS (que da a conocer la variabilidad de cada uno de los sectores), luego se analizan los datos con SIG y software estadístico, lo que permite emitir recomendaciones específicas para cada sitio; la aplicación de éstas da inicio a la segunda etapa, que prosigue con siembra y fertilización a la medida de cada sitio, lo posterior es el control de plagas y enfermedades (que también varía de acuerdo con las características de cada sitio), por último se realiza la fertilización variable; y el ciclo vuelve a iniciar.
Ahora bien, la implementación de una nueva tecnología siempre tiene repercusiones sociales, y el caso de la agricultura de precisión no es la excepción, la resistencia inicial al cambio puede encontrarse en todos los sectores, no obstante la innovación tecnológica beneficios para ese sector donde se instaura. En este contexto, la desventaja de la agricultura de precisión es que no surgió como una necesidad de los pequeños productores, sino que fueron las productoras transnacionales quienes impusieron dicha innovación tecnológica en el mercado. Pero el rechazo que externan las pequeñas parcelas que se niegan a implementar los avances científicos en cuestión es trascendido por un gran número de casos en que la tecnología ha tenido ha traído mayor eficiencia y productividad a los campos agrícolas.
Por último, cabe señalar que, en países latinoamericanos como Cuba, adoptar estas nuevas tecnologías ha ocasionado los siguientes cambios: se elevan los rendimientos, se disminuyen los costos, se disminuye la mano de obra, se provoca un salto cualitativo en la agricultura hasta niveles de cualquier proceso industrial altamente desarrollado, se garantiza mejor cuidado del medio ambiente, se aumenta la calidad de vida en el campo.
La agricultura es de los sectores productivos más importantes en nuestro país y el estado de Sinaloa es llamado el Granero de México, pues es uno de los estados que tiene mejores rendimientos en este rubro a nivel nacional. En entidades con un perfil económico como el nuestro, es de suma importancia incorporar en los procesos agrícolas innovadoras soluciones con base en tecnologías de la información, pues garantizan un incremento de la calidad y la producción que repercuten en la mejora socioeconómica de la región.
Fuente: Comunicación Social PIT-UAS.