Esta es una pregunta que muchos estudiantes que actualmente se encuentran cursando un posgrado en ciencias, se hacen o sería conveniente que se hicieran.
Según datos de la ANUIES [1], en México se gradúan alrededor de 16,000 doctores al año y datos del extinto CONACyT [2] indican que cerca del 40 % de ellos, no consiguen un trabajo bien remunerado en donde ejerzan sus capacidades como científicos o tecnólogos. Esto es realmente grave y más aún, las perspectivas laborales rara vez se exploran durante el desarrollo del posgrado. Sin embargo, tarde o temprano, y en el mejor de los casos, tendrán que conseguir un espacio que les permita emplear las habilidades científicas o tecnológicas que han desarrollado.
El camino ortodoxo de la ciencia en México es que los investigadores -que son los supervisores de los estudiantes de posgrado-, capacitan a sus estudiantes para convertirse en académicos, es decir, para una vocación dedicada a la investigación. Esto es, que al final de su doctorado, y quizás con varios posdoctorados, se desempeñen como académicos con una línea de investigación independiente y novedosa en algún centro de investigación y pertenezcan al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), cuyo principal criterio de evaluación son las publicaciones internacionales. Sin embargo, hace mucho que esta práctica no es sostenible. Aunque un país como México, con 130 millones de habitantes, debería tener al menos tres veces el número de científicos que actualmente tiene, la realidad de los últimos 20 años es que México sólo ha invertido entre el 0.35 y el 0.65 % de su PIB en Investigación y Desarrollo, por lo que no se han generado los espacios, laboratorios o unidades de investigación que adopte a los científicos recién egresados. Evidentemente, en el país no se generan 16,000 plazas de investigadores al año.
Si bien la aportación del sexenio pasado a ciencia y tecnología fue nula o raquítica, en sexenios anteriores el gobierno hizo esfuerzos incipientes y mal ejecutados para promover la participación de la industria privada en la inversión en ciencia y tecnología. Sin embargo, la mayor parte de la industria en nuestro país, lejos de innovar en procesos y productos basados en ciencia nacional, es una industria dedicada a la manufactura y en su mayoría se trata de Pymes (que generan más del 80 % de los empleos del país), para las cuales la mayor preocupación no es la innovación, sino cubrir con el gasto operativo y la nómina de la quincena.
En México se ha partido de una falsa premisa en términos de la relación que existe entre los centros de investigación y/o las universidades con el sector productivo. En general, se asume que los desarrollos tecnológicos e innovaciones, patentes, conocimiento y mano de obra altamente calificada, encontrarán una empresa nacional que los adopte, adquiera, incorpore o les ofrezca trabajo. Lamentablemente, esto ha sido más la excepción que la norma. Como se mencionó anteriormente, la innovación no es un diferenciador que busque la industria mexicana. Si bien la ciencia de México es poca, ¡es de clase mundial! Los científicos mexicanos deben estar orgullosos de publicar en las mismas prestigiadas revistas en las que publican nuestros colegas de países mucho más desarrollados. ¿Podría decirse lo mismo de la mayoría de las empresas mexicanas?, que en general manufacturan y no compiten con los jugadores industriales de clase mundial.
Aunque duela, hemos de aceptarlo. En el corto plazo, la industria mexicana actual no consumirá la ciencia y la tecnología que se produce en nuestro país, como quisiéramos, y por lo pronto, pocas opciones encontrarán los maestros y doctores que se están titulando. ¿Qué se puede hacer entonces? Podríamos inspirarnos enlas naciones que han transformado su economía a una basada en el conocimiento: Corea del Sur [3], Singapore, Israel [3], Finlandia y hasta la misma China. ¿Cómo lo han hecho? Una opción es crear una nueva generación de empresas de base tecnológica que tengan mercados globales y que generen empleos bien remunerados. ¿Quién va a crear tales empresas? Ya sabemos quiénes NO las han creado: las multinacionales, los grandes millonarios del país y en general el status quo económico del país, que apuestan por modelos tradicionales con ganancias a corto plazo, la manufactura y la especulación financiera, por encima de la producción de bienes y servicios de alta calidad. Entonces ¿quiénes las crearán? Ya que en México, casi el 90 % de la investigación y desarrollo se lleva a cabo por institutos y universidades, es natural (aunque es una anomalía temporal) que sean los académicos, en alianza con sus estudiantes, y, sobre todo, los recién egresados del posgrado, quienes tendrán las capacidades técnicas de fundar tales empresas y sobre todo, las ganas en el tuétano por convertir a México y LATAM en una economía basada en el conocimiento. Esto, por supuesto, no depende sólo de la voluntad de emprendedores, sino también de un ecosistema de capital de riesgo y capacitación y asesoría en negocios y creación de start-ups.
Desde luego que es perfectamente natural que un recién doctorado se quiera dedicar a seguir encontrado respuestas a sus inquietudes, descubriendo y explicando las maravillas de la naturaleza, haciendo investigación básica (fundamental para el desarrollo tecnológico); pero siendo francos y aunque lastime, al menos un 40 % de ellos no lo lograrán [2]. En México no se generan suficientes plazas de investigadores para darles empleo a todo nuestro capital humano. Un camino que tristemente se ha vuelto normal (no sólo en México) es que el recién doctorado busque hacer un posdoctorado (lo que por otro lado es muy recomendable para su carrera académica), pero que al terminar esa estancia posdoctoral, su panorama se reduzca a conseguir otro posdoc, y otro, y otro…
La fundación de empresas, llamadas start-ups tecnológicas, ha sido el camino más eficiente para transferir tecnología en las universidades de los países emergentes [4] (los que hace 30 años tenía un PIB per capita similar al de México y ahora tienen un PIB per capita entre 5 y 10 veces el de México) y hay ejemplos, muy pocos, de que tal cosa es posible de llevar a cabo en México. Casos como los de la UNAM campus Morelos (uno de los estados más pequeños del país), en donde sus académicos, estudiantes y egresados han creado 21 empresas de base tecnológica, son alentadores y muestran que, aún bajo las condiciones más adversas para la innovación, es posible que jóvenes talentosos puedan crear empresas de base tecnológica y han sido capaces de conseguir financiamiento internacional de alto calibre. Por otra parte, varias de ellas ya le pagan regalías a la UNAM, cerrando así el círculo virtuoso de la innovación.
Ser emprendedor no es algo fácil, como no son fáciles las cosas importantes de la vida. Sin embargo, la recompensa de crear algo de valor que esté resolviendo problemas a la sociedad, es enormemente satisfactorio y los estudiantes deberían poner ésto en perspectiva y valorar más. Puede que no produzca muchos artículos y que no tenga muchas citas, pero ver, por ejemplo, que su desarrollo está evitando las muertes por picadura de alacrán o que sus productos estén logrando que la capacidad de exportación de mango del país se pueda multiplicar por tres, sin duda tienen un valor enorme, tanto de satisfacción personal, profesional, así como de creación de valor -y bienestar- para la sociedad.
Los que pertenecemos al Club de Innovación y Emprendimiento del Campus Morelos de la UNAM [5] estamos convencidos de que el crecimiento económico del país y el bienestar nacional sólo se verá acelerado al basar nuestra industria en una economía del conocimiento, dejando atrás la manufactura que hasta ahora no ha funcionado como transformadora de la economía del país. Por ello, si no quieres ser parte de ese 40 % de graduados de doctorado que no consigan trabajo estable o estén subempleados, te invitamos a pensar de una manera diferente y te invitamos a emprender. Verás que será un camino sinuoso (no más que varios posdocs…) pero enormemente gratificante y satisfactorio, sobre todo por la libertad que ofrece pues serás tu propio jefe y podrás hacer toda la investigación que sólo tu talento científico y tus habilidades para conseguir recursos, limiten. Si estás aún trabajando en tu maestría, doctorado o uno de tantos postdocs, es el momento ideal para preguntarte ¿qué puedo hacer con lo que sé?, ¿cómo puedo extender este beneficio para los demás?, ¿cómo puedo contribuir al desarrollo nacional fuera de la academia?
Hay varias formas en las que puedes iniciar tu emprendimiento. Generalmente se inicia con una buena idea, aunque lo principal debe ser la resiliencia, resistencia y muchas ganas (muchas!). Puedes fundar tu empresa con Mex $ 15,000.00 y en un trámite que toma dos días en la Secretaría de Economía estatal y que no necesita formalización notarial, pero que cumple con todos los requisitos legales, fiscales, etc.
La parte más crítica del emprendimiento es encontrar capital de alto riesgo que financie las actividades iniciales de la empresa. Si bien una idea puede tener mucho potencial, la investigación, desarrollo y maduración de la tecnología son cruciales en una etapa embrionaria del emprendimiento. Aunque el capital de riesgo es limitado, esto en México y LATAM está cambiando y hoy en día hay fondos como GridX [6], Viretec [7] y Zentynel [8], que pueden apoyar al inicio del emprendimiento. Sin embargo, es todavía imperativo que en México haya un mayor impulso a la innovación y al emprendimiento, que permitan que embriones de empresas puedan nacer y desarrollarse.
Si fundas una empresa, estarás logrando cosas muy relevantes para tí y para nuestro país:
- Ingresos decentes para tí y tu familia como socio y líder de tu empresa
- La creación de empleos bien remunerados para los colaboradores de la empresa
- Solución de un problema de la vida real, con potencial de alto impacto social y/o económico
- Desarrollo profesional sólo dependiente de tus capacidades científicas y de negocios
- Contribuir a que nuestro país sea cada vez más una economía del conocimiento, con ventajas en el PIB per capita y en el bienestar general de la población
- Podrás (y deberás…) seguir haciendo investigación, ya que la innovación será una característica de tu empresa
- Lograrás prestigio académico, empresarial y social
- Podrás contratar jóvenes talentosos que enriquecerán tu empresa y contribuirán a su desarrollo
- Formarás capital humano científico-tecnológico de clase mundial
- Y si le licencias una tecnología a una universidad (que puede ser en donde te formaste), cerrarás el círculo virtuoso de la innovación, al pagarle regalías a la Institución, usualmente dueña de la tecnología
- Desde luego, tendrás muchos problemas que resolver y penurias que sobrepasar. El emprendimiento no es algo que rinda frutos económicos en el corto plazo y a veces pensarás que este camino no vale la pena. Sin embargo, los verdaderos emprendedores son los que no claudican a las primeras adversidades, sino que se fortalecen con ellas.
¿No te lo imaginas o no nos crees? Lo entendemos, es muy normal. Pues bien, para convencerte, platica con tus compañeros que han emprendido (en el Campus Morelos de la UNAM hay 23), sígueles la pista, procura que te den tips, participa en algún Club de Innovación (como el que se tiene en el Campus Morelos de la UNAM [5]), acude a eventos de emprendimiento que te resulten interesantes y accesibles. Ve por YouTube, por ejemplo, varias experiencias de personas como tú, para las que el emprendimento está siendo una forma de vida muy satisfactoria y plena [9,10].
El emprendimiento no es un camino para todos. Se requiere pensar “fuera de la caja” y no es fácil, pero tampoco lo es la carrera académica tradicional. Si deseas resultados distintos, necesitas explorar caminos nuevos. Flexibiliza tu forma de pensar, incrementa tu capacidad de adaptación y de enfrentar retos y correr riesgos. Inspírate en quienes han tomado este reto en tu entorno.
Emprende. Desarróllate como científico o tecnólogo que resuelve problemas. Crea bienestar para un país que tanto lo necesita. Construye, junto con los que creemos que es posible. ¡Es momento de pensar en grande!
Club de Innovación y Emprendimiento del Campus Morelos de la UNAM, Campus Morelos
https://innovacioncc.github.io/emprendiendo_desde_posgrado.html