De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, se estima que para el año 2050, el 66 por ciento de la población del mundo viva en las ciudades y se pronostica que la población mundial se conformará por más de 9 mil 700 millones de personas. La tendencia mundial a la urbanización crea unos grandes retos para los gobiernos y planificadores urbanos, pero, ¿Cómo optimizaríamos el consumo de energía y mejoraríamos las futuras condiciones de tráfico?, ¿Cuál será el plan que organice a la sociedad en las grandes urbes? ¿Cómo mejoraríamos la experiencia de vida de miles de personas que vivirán en las ciudades?
Como sabemos, las principales ciudades más pobladas del mundo, tales como Tokio en China, Nueva Delhi en India e incluso la ciudad de México, presenta grandes problemas en materia de urbanidad, como la calidad del aire, el exceso de tráfico, escasez de vivienda y alta contaminación; problemáticas que pueden ser resueltas con el uso de tecnologías modernas y la aplicación de sensores innovadores y el análisis inteligente de datos que ayudan a organizar la vida.
Actualmente, ya existen ciudades que han implementado una nueva forma de organizar a la población a través de la tecnología, a las cuales se le ha llamado SmartCities. Ejemplo de ellas, seria, San José, California, la cual, al instalar una red de sensores de calidad del aire, sonido y microclima, “Intel” está ayudando a San José a construir sostenibilidad para la ciudad, recopilar datos en tiempo real y analizarlos para tomar decisiones críticas que mejorarán la vida de sus ciudadanos. Del otro lado del mundo, Wuhan, China, ha desarrollado un sistema de control de tráfico impulsado por sensores para optimizar los semáforos en toda la ciudad.
Santander, una de las ciudades más inteligentes de España implementó el proyecto SmartSantander y ha distribuido más de 12 mil sensores por toda la urbe, en autobuses, mobiliario urbano, farolas, etc., que envían datos a un centro de control municipal para una gestión más eficiente de los servicios públicos.
Tal vez, el término SmartCities parezca muy futurista, pero la realidad es que, la aplicación de sensores urbanos en las ciudades está más cerca de los creemos.
Sensores urbanos para mejorar nuestra forma de vida
Un sensor es un ingenio tecnológico que transforma magnitudes físicas o químicas (velocidades, temperaturas, intensidades de luz, concentraciones de sustancias, humedades, etc.) en electricidad, es decir, en datos que se pueden transmitir, almacenar y analizar.
Loles Marcos, responsable académica del Máster Universitario en Sensores para Aplicaciones Industriales, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), opina que, la tecnología cada vez se parece más a un humano, proliferan por doquier, recabando información de cualquier cosa para cierta utilidad. De hecho, cada smartphone contiene multitud de estos artefactos que producen datos sin cesar o cualquier aparato tecnológico, incluso un refrigerador, un aire acondicionado o un automóvil.
La relevancia de que la tecnología tenga una funcionalidad directa en la interacción de las ciudades es que los sensores tecnológicos, se introduzcan en cada espacio y situación urbana para lograr una influencia indispensable que genere una pauta de actuación de los ciudadanos y toma de daciones para los gobiernos.
Por ejemplo, Alicia Asín, CEO y cofundadora de Libelium (empresa creadora de sensores urbanos para ciudades inteligentes), comenta para el periódico El País, que “los conductores pasan una media de 15 días anuales buscando aparcamiento, utilizando sensores se pueden localizar los huecos libres para dejar el coche sin dar demasiadas vueltas, es el smart parking, esto revierte no solo en el ahorro de tiempo, sino en reducir la huella de carbono o en evitar ruidos”.
Otro podría ser el hecho, de que haya un socavón en la proximidad de la calle, una ciudad inteligente aumentaría automáticamente la iluminación y se desvía el tráfico hasta que sea reparado.
Además de estos ejemplo, los sensores urbanos tienen cientos de aplicaciones, como el control del sonido generado en la ciudad, medición de niveles de contaminación, mediciones en el estado de salud de las personas, entre otras funcionalidades sin necesidad que el humano intervenga, incluso haciéndolo más rápido y predecible.
La ciudad inteligente ideal
Carlos Ratti, director del MIT Senseable City Lab y elegido por el Fondo Económico Mundial para establecer 10 innovaciones para las ciudades del futuro, cuenta con algunas propuestas para el mejoramiento de las ciudades a través de la tecnología, desde una red social hasta andas en bici.
Ratti, propone contar con espacios que puedan ser utilizados para múltiples eventos o necesidades, como, por ejemplo, un garaje abierto en Miami Beach, donde lo que en apariencia es un parking de varias plantas y se transforma en núcleo de fiestas, clases de yoga o una iglesia.
Otra de las propuestas es adoptar un árbol en una red social. Estudios sugieren que un aumento del 10% en las zonas verdes de una ciudad podría compensar el aumento de temperatura provocado por el cambio climático y las redes sociales podrían colaborar y generar una viralidad en el cuidado de algún árbol. Este paso ya ha sido dado por Urban Forest Visual, un sitio web donde se indica la ubicación, género y ciclo de vida de los bosques de cada distrito en la ciudad de Melbourne, Australia.
Liberal nuestras pertenencias económicas y compartirlas, es otra de las propuestas para la organización en las Smartcities. Compartir es una forma de que quienes no tengan acceso puedan disfrutar de ello, algunos ejemplos son Streetbank y Recycle Match que facilitan compartir productos de cualquier índole, Amazon a través de sus comunidades de envíos, Airbnb que ofrece vivienda compartida y Zipcar que trabajo bajo el lema «lo importante es el viaje, no el vehículo con el que lo realizas».
Y otras propuestas menos tecnológicas, pero si más sustentables y de mayor participación ciudadana son la implementación de una agricultura urbana y claro, la utilización de la bicicleta como principal medio de transporte para las personas.
La popularidad de las ciudades inteligentes dará vuelta al mundo y tendrán un gran impacto en la creación de componentes electrónicos y sensores urbanos. Monitorear una ciudad con millones de personas en movimiento requerirá de sensores altamente precisos y confiables. Lograr contar con todo ese equipo tecnológico será un gran reto, pero no inalcanzable.
Ryo Kuruzame, catedrático de la Escuela de Ciencia de la Información e Ingeniería Eléctrica de la Kyushu University, confía en que los sensores urbanos serán los ojos de los robots y que el acceso a esta tecnología podría esperar. “Ocurrirá como con los coches. Hace 100 años eran muy caros y casi nadie los podía comprar. Ahora casi todo el mundo puede tener uno”.
Estefanía López (Comunicación y Difusión, PIT-UAS)