La agricultura es una de las actividades productivas más importantes que se llevan a cabo en México y principalmente en Sinaloa, la cual dota de una gran cantidad de beneficios económicos en los países donde se practica. Esta actividad está representa por grandes extensiones de terreno denominadas campos o parcelas en donde se cultivan los diversos productos, sin embargo en nuestro miércoles de CTI hablaremos de la agricultura urbana, técnica que existe desde hace mucho tiempo que hoy en día está resurgiendo y tomando mucho auge.
La agricultura ha estado ligada directamente con el desarrollo urbano históricamente, sin embargo fue hasta los inicios de la industrialización europea cuando comenzaron a existir huertos urbanos similares a los que se conocen hoy en día, por lo que les mostraremos las características y evoluciones que han tenido a través de la historia.
Fue en el siglo XIX en las primeras ciudades industriales de Europa, donde los huertos comenzaron a destacar debido al crecimiento demográfico de las ciudades, elevando así los niveles de pobreza urbana, ante esta adversidad aprovecharon la actividad agrícola como medida para un complemento salarial y subsistir de una mejor manera, huertos a los que se les conoció como Poor Gardens (jardines pobres), que consistían en espacios productivos que servían como autoabastecimiento en una sociedad con problemas económicos.
En los inicios del siglo XX, la agricultura urbana siguió creciendo principalmente por las ciudades europeas, y con los problemas bélicos que existían en esa época, se convertía en un problema la adquisición de alimentos básicos, debido a que se priorizaban los recursos para las necesidades que tenían las tropas. De modo que, por la situación económica prevaleciente en esos tiempos de guerra fue necesario crear nuevas formas de suministrar los alimentos, dándole un papel importante a la agricultura urbana, huertos que fueron conocidos como War Gardens (jardines de guerra). Tras el éxito de estos cultivos después de la primera guerra mundial, al detonar la segunda guerra, promovieron iniciativas nuevamente transmitiéndole a la población los beneficios económicos de manera indirecta sus países.
Luego de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, en la segunda mitad del siglo XX la agricultura urbana fue recobrando vida en ciudades que habían perdido estos espacios, y fue entonces cuando se comenzaron a considerar como espacios para el desarrollo comunitario, cohesión social, educación ambiental, que incluso empezaron a estar en algunos edificios de las ciudades, por lo cual estas iniciativas comunitarias fueron conocidas como Community Gardens (jardines comunitarios).
La agricultura urbana en la actualidad
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la Agricultura Urbana como “el cultivo de plantas y la cría de animales en el interior y en los alrededores de las ciudades. La agricultura urbana y periurbana proporciona productos alimentarios de distintos tipos de cultivos (granos, raíces, hortalizas, hongos, frutas), animales (aves, conejos, cabras, ovejas, ganado vacuno, cerdos, cobayas, pescado, etc.) así como productos no alimentarios (plantas aromáticas y medicinales, plantas ornamentales, productos de los árboles).”
Hoy en día, esta actividad ha tomado un verdadero florecimiento que incluso han sido apoyados a través de administraciones públicas y asociaciones que buscan promover diferentes factores motivacionales como la producción alimenticia y la conciencia ambiental, las cuáles influyen para atacar las crisis económica, energética y del medio ambiente. Además de apoyar a combatir las crisis mencionadas, los huertos urbanos también tienen funciones productivas, educativas, sociales y comunitarias, así como ha sido desde que inició esta técnica y que ha repuntado y caído en diferentes épocas de la historia.
La implementación de huertos urbanos en nuestro hogar tiene grandes beneficios de relevancia tanto para los individuos como para la sociedad. La creación de estos espacios en nuestros hogares permite mejorar la calidad de vida al conseguir beneficios nutricionales, sociales, económicos y ambientales.
La producción que cultivamos y posteriormente cosechamos en nuestro hogar no lleva fertilizantes químicos, por lo tanto se convierte en un alimento sano, y va de la mano con el cambio climático porque evitan dañar la atmósfera además de que no se necesita transportar de un lugar a otro, y evitan la emisión de contaminantes que provocan el cambio climático. Poner en marcha tu huerto urbano también se ve reflejado en el bolsillo, gracias a la reducción del gasto familiar e inclusive socialmente se va educando a las nuevas generaciones para poder formar en un futuro hogares autosustentables.
En nuestro país, ya se está trabajando en iniciativas para promover los huertos urbanos, la Ciudad de México, a través de la Secretaría del Medio Ambiente tienen programas de educación ambientales que consisten en talleres que se han realizado o se realizarán, y también cuentan con una guía de huertos urbanos para su promoción.
Y tú, ¿ya estás listo para implementarlo en tu hogar?
Alfredo Careaga (Comunicación y difusión PIT-UAS)