Con la reciente elección de los ganadores del Premio Nobel 2017 en cada una de sus áreas a inicios del mes de octubre, y el próximo aniversario del natalicio del impulsor de estos galardones, Alfred Nobel, esta semana nuestro miércoles de CTI será dedicado a la historia y el legado de este científico Sueco.
Su historia
Alfred Bernhard Nobel fue un científico nacido el 21 de octubre de 1833, en la ciudad de Estocolmo, Suecia. Desde temprana edad sus padres lo prepararon para que llegara a ser una persona con un coeficiente intelectual elevado y desde temprana edad, con tan solo nueve años, Alfred y sus hermanos tomaron clases de idiomas como ruso, francés, inglés y alemán además de matemáticas, física, literatura y filosofía. De la variedad de clases que tomó, una de las actividades que más llamó su atención desde el principio, fueron los experimentos químicos, por lo que decidió ir a París para estudiar bajo las órdenes del reconocido químico Jules Pelouze en el Colegio de Francia.
Durante su estadía lo cautivó el explosivo nitroglicerina, por lo que investigó e hizo experimentos con esta sustancia, sin embargo ocurrieron accidentes y explosiones no planeadas que condujo a una tragedia, la muerte de su hermano Emilio y trabajadores de la fábrica donde laboraban. Fue después de ese lamentable suceso que mezcló la nitroglicerina con un material absorbente que lo convertía en menos peligrosa y seguía siendo explosiva, a este invento lo patentó como dinamita.
Alfred Nobel era una persona que tenía su cerebro en constante uso, incluso en uno de sus diversos pensamientos decía: “si tengo 300 ideas en un año y una de ellas se puede llevar a cabo y usarse en forma práctica, entonces me doy por satisfecho”; lo que quedó demostrado con las 355 patentes registradas y 90 compañías distribuidas en 20 países. Desafortunadamente, la vida de este gran científico culminó de manera solitaria el 10 de diciembre de 1896 en su casa de San Remo, Italia.
Testamento altruista
Alfred Nobel era una persona entregada a la ciencia, gracias a ello había conseguido tener una fortuna por sus inventos como la dinamita y otros poderosos explosivos que eran utilizados como armas, sin embargo, en una ocasión un periódico imprimió erróneamente el obituario de Alfred en lugar del de su hermano. En el mismo se mencionaba que sus millones habían sido a causa de diversas muertes lo que conmovió a Nobel y decidió reivindicar esa situación premiando beneficios a la humanidad por medio del Premio Nobel.
Fue hasta el 27 de noviembre de 1895 cuando, después de redactar en varias ocasiones su testamento, decidió cómo dedicaría su fortuna a los premios. El dinero dejado por el científico (más de 9 millones de dólares en 1895) sería invertido en bienes de seguridad para formar un fondo que generaría intereses cada año, siendo eso lo repartido como premio a las personas que hayan dejado beneficios importantes a la sociedad.
Después de firmar ese testamento, Alfred Nobel murió un año más tarde, sin embargo ya creada la Fundación Nobel transcurrió hasta el 29 de junio de 1900 para que el rey Óscar II de Suecia y Noruega (que en ese entonces constituían una sola entidad) aprobara los estatutos para la atribución de los premios; entregándose a partir de 1901 en las siguientes áreas del conocimiento humano: física, química, fisiología o medicina, literatura y la paz. Además, a partir de 1968 se agregó el Premio Nobel de Economía, más no es entregado por la Fundación Nobel, sino por el Banco de Suecia.
El proceso para llegar a ser ganador de este afamado premio inicia con las nominaciones año tras año, el Comité Nobel solicita a científicos, académicos y profesores universitarios proponer candidatos antes del 1 de febrero, a lo que posteriormente en los primeros días de octubre se anuncia a los ganadores, teniendo la ceremonia de entrega el 10 de diciembre en conmemoración del aniversario luctuoso del científico sueco. Todos los premios son entregados en Estocolmo, Suecia, excepto el de La Paz que se entrega en Oslo, Noruega.
En espera del 10 de diciembre
Este año ya fueron elegidos los ganadores de tan prestigiado premio, quedando de la siguiente manera en esta edición:
- Física: En esta ocasión fue dividido. El 50% se otorgará a Rainer Weiss, mientras que la otra mitad será repartida entre Barry C. Barish y Kip S. Thorne, por sus aportaciones al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales.
- Química: Este rubro también fue compartido entre Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson por desarrollar la microscopía crioelectrónica para la determinación estructural en alta resolución de biomoléculas en soluciones.
- Medicina: De igual manera se repartió entre Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.
- Literatura: Kazuo Ishiguro fue galardonado con este premio gracias a sus novelas de gran fuerza emocional que han descubierto el abismo bajo nuestro ficticio sentido de conexión con el mundo.
- La Paz: La Campaña Internacional por la abolición las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) fue reconocida por su trabajo para llamar la atención sobre las catastróficas consecuencias humanitarias que se derivan del uso de armas nucleares y por sus esfuerzos para lograr un tratado de prohibición de esas armas.
- Economía: Richard H. Thaler recibió este premio por sus contribuciones a la economía del comportamiento.
Luego de más de 100 años entregándose estos premios, nuestro país cuenta con tres ganadores de esta distinción, el primero fue Alfonso García Robles con el Premio Nobel de la Paz en 1982 por sus esfuerzos para convertir a América Latina en una zona libre de armas nucleares, además de su participación en las Naciones Unidas para promover el desarme; en 1990 Octavio Paz fue galardonado en Literatura por su redacción caracterizada por inteligencia sensual e integridad humanística; mientras que el último mexicano que lo ganó fue Mario Molina en 1995 en el área de química, por su trabajo en química atmosférica, al advertir el adelgazamiento de la capa de ozono.
Con tan solo tres mexicanos galardonados con este premio a lo largo de su historia, ¿Es extremadamente difícil ganar un Nobel, o será que los mexicanos debemos esforzarnos aún más?
Alfredo Careaga (Comunicación y Difusión PIT-UAS)