Las industrias del futuro combinan el conocimiento, la innovación, el emprendimiento y la inversión monetaria para la investigación y el desarrollo de tecnologías que son las tendencias del siglo XXI. Según el Instituto Nacional del Emprendedor, entre las industrias del futuro destacan: educación en la nube y almacenaje de datos, energía limpia, viviendas sustentables y domótica, aplicaciones móviles y ciberseguridad, inteligencia artificial, ciencia y medicina personalizada, coches autónomos, viajes privados al espacio, turismo, robótica y nanotecnología. De esta última, se espera que sea la que nos lleve a una segunda revolución industrial en este siglo que acaba de comenzar, tal como anunció Charles Vest, expresidente del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
La nanotecnología es un conjunto de técnicas que se utilizan para la manipulación y la aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a escala nano. El prefijo griego ‘nano-‘ indica una medida, no un objeto; es decir, solamente habla de una escala (10-9). Existen tres generaciones: primera, incorpora en un producto ya establecido un nuevo atributo; segunda, tiene interacción con el producto; tercera, se trata de una integración de sistemas.
Para concebir el potencial de esta industria, es considerable percibir que las propiedades físicas y químicas de la materia se modifican a escala nanométrica, lo cual se debe a efectos cuánticos. La conductividad eléctrica, el calor, la resistencia, la elasticidad, la reactividad, entre otras propiedades, se comportan de manera diferente que en los mismos elementos a mayor escala. Es importante saber que un nanómetro equivale a la milmillonésima parte de una unidad de medida determinada. Si, por ejemplo, tomamos el metro como unidad de medida, tenemos que: una hoja blanca mide 100 000 nanómetros; un glóbulo rojo, 1000; una molécula de hemoglobina, 10; una de vitamina C, 1; un átomo, 0.1.
El 29 de diciembre de 1959, el premio nobel en Física Richard Feynman, fue el primero en hacer referencia a las posibilidades de la nanociencia y la nanotecnología, durante su célebre discurso en el Instituto de Tecnología de California, y ganó así el título de Padre de la Nanociencia. Y cabe destacar que la principal característica de la nanotecnología es que constituye un ensamblaje interdisciplinario de varios campos de las ciencias naturales, tales como: química y bioquímica, física y biología, electrónica e informática; de ahí que sea una tecnología convergente.
Lo que hace algunos años se consideraba como una industria emergente, poco a poco ha ido logrando grandes avances y actualmente está teniendo un masivo crecimiento, que es aprovechado en aplicaciones relativas a actividades del medio ambiente, del sector energético, la medicina, la electrónica, la exploración espacial, la construcción, la agricultura, la cosmética, entre otras.
Una de las vertientes más prometedoras dentro de esta industria es su aplicación en la medicina, mejor conocida como nanomedicina, que trabaja en la cura de enfermedades a nivel celular o molecular dentro del cuerpo: reparación de tejidos, control de la evolución de las enfermedades, prevención de salud, administración de medicamentos a las células. Así, los pacientes diabéticos podrían recibir insulina encapsulada en células artificiales que la dejen salir cuando aumente la glucosa en la sangre.
Ahora bien, la investigación y el desarrollo de la nanotecnología, también conocida como la cuarta revolución tecnológica, es clave en la solución de problemáticas en países desarrollados como Estados Unidos, China o Japón; en contraste, México se encuentra rezagado en esta industria. De acuerdo con Jesús González, expresidente del clúster de nanotecnología del estado de Nuevo León: «En Estados Unidos hay 977 empresas dedicadas a la nanotecnología, mientras que en México hay realmente pocas. Hemos encontrado sólo 3 dedicadas a nanopartículas».
Si eventualmente nuestro país lograra entrar en el selecto grupo de naciones que destacan en nanotecnología, podría beneficiarse de las prometedoras proyecciones para esta industria en las áreas de construcción, monitorización y control de plagas, remediación de la contaminación atmosférica, procesamiento de alimentos, almacenamiento, producción y conversión de energía, diagnóstico y cribaje de enfermedades, sistemas de administración de fármacos y mejoras en la productividad agrícola, aplicaciones que se encuentran en fase de investigación en exclusivos organismos como el Centro de Nanomateriales y Nanotecnología de la Universidad Estatal de Bélgorod en Rusia.
Alfredo Careaga (Comunicación y Difusión, PIT-UAS).