Como bien se hacía mención en una anterior nota de Miércoles de CTI, cuando te hablamos sobre la tercera misión de las universidades, según el filósofo español José Ortega y Gasset, existen tres misiones fundamentales que mueven a las universidades: la docencia, la investigación y, posteriormente, la tercera misión, que busca involucrarse activamente en las áreas de la tecnología y la investigación. En este sentido, podremos comprender que la cuarta misión de las universidades consiste en complementar las primeras tres (la formación, la investigación y la responsabilidad social, respectivamente) con la transferencia de conocimiento, que pretende lograr que las universidades tengan una vocación especial del acto académico para conformar, entre otras cosas, una red territorial de conocimiento.
En esta entrega recapitularemos algunos planteamientos del anteriormente citado filósofo español, además de que retomaremos ideas de investigadores contemporáneos como Josep Vicent Boira, Eduardo Leal Chacón y Angelika Jaeger. El citado investigador Boira propone una nueva misión para las universidades, la cual se basaría en «reforzar su vocación espacial, urbana y regional y su implicación en un entorno territorial activo»; asimismo, cree que las universidades se deben contemplar como instituciones urbanas fundamentales que juegan un papel global, pero con significativos impactos directos e indirectos locales, tanto sobre la ocupación, como sobre el urbanismo, la innovación sistémica y específica y el conjunto de la sociedad.
¿Qué es la transferencia de conocimiento universitario?
Para comenzar, aclararemos algunos puntos sobre la transferencia de tecnología o transferencia de conocimiento, que se erige como una clave para acercarnos a la sociedad del conocimiento. La transferencia de tecnología es un proceso casi natural en que el sector privado logra acceder a los avances tecnológicos que han sido desarrollados por científicos en las universidades, lo que permite adquirir nuevos conocimientos que se llevan a la práctica para dar resultados innovadores, logrando así que las empresas y universidades se vinculen con un fin común: buscar generar desarrollo científico-técnico y económico. Para que la transferencia de conocimiento universitario rinda frutos, debe analizarse desde la perspectiva actual de colaboración con las instancias privadas. Su aplicación es en mayor parte una simbiosis que traerá resultados tanto a la parte generadora del conocimiento como a la parte que lo toma para aplicarlo.
De acuerdo con la Comisión Europea de Ciencia e Investigación (Science and Research) y la de Empresas e Industria (Enterprise and Industry), en el Viejo Continente las actividades de cooperación entre pequeñas y medianas empresas e instituciones de transferencia de conocimiento «continuarán y los resultados deberán contribuir a la acción de los Estados miembros para mejorar la transferencia de conocimientos entre las instituciones de investigación y la industria… Obviamente, estas iniciativas son por lo general diseñadas desde una perspectiva nacional y no encaran las dimensiones transnacionales de la transferencia de conocimiento».
Un ejemplo de cómo funciona, se muestra en la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), que contribuye a la transferencia del conocimiento mediante las distintas disciplinas que se conjugan dentro de dicha institución, logrando una amplia participación con la industria y el sector de servicios, tanto nacional como internacionalmente, por medio de servicios de petróleo y gas, atención médica, gestión medioambiental y energía. Todo esto, a través de investigación patrocinada directamente, formación continua de profesionales, difusión de investigaciones para grupos interesados, consultoría, asociaciones de transferencia de conocimiento, contribución en la impartición de programas de enseñanza, así como un sinfín de actividades que fomentan que la innovación sea aplicada en el entorno al contribuir en la transferencia de conocimiento.
«Un puente es más que un puente»
Entonces, podemos decir que las relaciones entre universidades y su propio entorno brindan amplios beneficios, pero las relaciones con otras instituciones y otros entornos pueden ser aún más benéficas, según lo explica Vicent Boira al mencionar el ejemplo del puente Øresund entre Copenhague (Dinamarca) y Malmö (Suecia), construido en el año 2000 y cuya tarea principal era una; solamente unir los dos países. Diez años después, la actividad económica había crecido, pero no sólo fue eso lo que tuvo un auge, dicho puente también contribuyó a la formación de un clúster universitario conformado por nueve centros, con un total de 165 000 estudiantes y 12 000 investigadores, duplicando así la producción científica conjunta y atrayendo fondos de la Unión Europea, haciendo patente para todo el mundo que «un puente es más que un puente».
De ahí que, de acuerdo con el investigador de la Universidad de Valencia, Vicent Boira, es menester proponer una nueva misión para las universidades: la de «reforzar su vocación espacial, urbana y regional y su implicación en un entorno territorial activo… Contempla[ndo] a las universidades como instituciones urbanas fundamentales que juegan un papel global, pero con significativos impactos directos e indirectos locales, tanto sobre la ocupación, como sobre el urbanismo, la innovación sistémica y específica y el conjunto de la sociedad».
Algunos ejemplos de buenas prácticas
Las universidades fungen como una fuente de nuevos conocimientos y son parte importante de los sistemas de innovación. La innovación y los nuevos conocimientos son la clave para el crecimiento económico regional, así como de la economía global de las sociedades basadas en el conocimiento. Claro ejemplo de este tipo de sistemas se ha dado en las universidades de Alemania, gracias a un modelo exitoso de transferencia del conocimiento para universidades de ciencia aplicada, tal como lo expone Angelika Jaeger, investigadora del Instituto para la Investigación Regional y Estructural de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Niederrhein (Alemania). Conozcamos ahora algunos casos de éxito desde una perspectiva alemana y europea, que representan un paso más hacia la consolidación de la cuarta misión de las universidades. En su artículo, Jaeger retoma algunos ejemplos, entre los que destacan:
- Universidad de Ciencias Aplicadas de Bonn-Rhine-Sieg. Su caso es el de una joven, innovadora y moderna universidad fundada en 1995, con un crecimiento rápido y continuo en relación al número de estudiantes, instalaciones para investigación y enseñanza, además de investigación aplicada y trabajo mediante redes de contactos. Su éxito radica en la construcción de redes de trabajo, la utilización de fondos tanto externos como públicos, al igual que la asociación continua y estratégica. La cooperación con investigación y desarrollo así como la colaboración con la industria y las Spin-offs son importantes canales para la transferencia del conocimiento así como registro de patentes (propiedad intelectual).
- Universidad de Ciencias Aplicadas de Bremen. Cuenta con fuerte apoyo por parte de aliados estratégicos y un número importante de doctorados propuestos. Otro factor ha sido que la Universidad de Bremen forma parte de una fuerte cooperación en redes, así como la cooperación e investigación conjunta con universidades tanto regionales como nacionales. Además de que facilita el apoyo financiero para doctorados y pequeños proyectos de comienzo que están orientados a fomentar otros proyectos de investigación con financiamiento externo.
Ahora bien, por lo que respecta a una perspectiva más cercana, veamos lo relativo a las universidades latinoamericanas. Ciertamente pueden encontrarse dificultades para que los actores de la cuádruple hélice (universidad-empresa-gobierno-sociedad) puedan relacionarse entre sí, pero eso no implica que no existan ejemplos exitosos de colaboración. Por mencionar sólo uno, tenemos un caso de éxito de Argentina, país donde en 1999 se formó una iniciativa regional llamada Polo Tecnológico Constituyentes (PCT) cuyo fin es estimular la colaboración entre la universidad y la industria. El PCT está formado por distintas instituciones públicas de investigación y la finalidad es compartir conocimientos, trasferir tecnología y asociarse con el sector privado. Para estos fines, se desarrollan actividades como programas enfocados a estimular la aparición de nuevos emprendimientos de base tecnológica, ofrecer cursos de emprendimiento, así como colaboración con clústeres de investigación e instituciones de ciencia en todo el mundo.
La cuarta misión de las universidades y las patentes en México
En junio de 2016 fue publicado un artículo que muestra un ranking de universidades, institutos, empresas e inventores en materia de solicitudes de patentes, muestra las que fueron registradas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en el periodo de 2010 a 2016. En éste se muestra que durante 2015 el total de registros que procedieron por parte de las universidades e institutos de investigación nacionales fue de 25% y 13% respectivamente. Al hacer un desglose se puede mostrar que las solicitudes de registro de patentes por parte de las universidades han ido en aumento desde 2012 (a pesar de haber tenido un pequeño declive en 2013, con una diferencia de 61 registros). Actualmente se tiene a la cabeza a la Universidad Nacional Autónoma de México con un total de 303 trámites de solicitudes de patentes en el período señalado (2010 – 2016). Estos datos nos permiten corroborar que las universidades son factores activos y útiles en el desarrollo tanto científico como económico de una sociedad, gracias a sus aportaciones en materia de transferencia de conocimiento.
Remonta así esta información a las palabras del investigador Eduardo Leal Chacón de la Universidad Nacional Abierta (Venezuela), quien hace alusión a la cuarta misión de la universidad como una función liberadora basada en un compromiso real y liberador, con un aporte real a la justicia social. El venezolano comparte su preocupación por las circunstancias de pobreza que existen en algunos países, y nos deja una interrogante: ¿puede la universidad desarrollar sus funciones de investigación, docencia y extensión al margen de la situación de pobreza en que está sumido su entorno?
En conclusión, según lo planteado por Leal, Boira y Jaeger, podríamos decir que la formación de clústeres de universidades, industrias y centros de investigación es clave para cumplir cabalmente con la cuarta misión de las universidades. La transferencia de conocimiento es un factor de suma importancia para contribuir a la adopción y consolidación de la sociedad del conocimiento, pero para formar esa red territorial de conocimiento nunca deberán dejarse de lado ni la vocación espacial del acto académico ni la realidad social inmediata ni tampoco el influyente e imperante entorno global.
Jesús Moroni Arellano (Comunicación y Difusión, PIT-UAS)